Historia de dos países: Parte I
Las diferencias que se perciben entre Alemania del este y del oeste no solo tienen sus raíces en la separación después de la Segunda Guerra Mundial sino también se vieron influenciados por los eventos que siguieron la unificación. Aunque la unidad es un gol admirable, aceptar las diferencias puede eventualmente llevar a un mayor aprecio.
Germany, Western Europe
Story by Janina Cymborski. Translated by Melina Gutiérrez Hansen
Published on March 1, 2022.
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Existen dos tipos de alemanes: los Ossis (orientales) y los Wessis (occidentales). La unificación alemana en 1990 hizo que se acabara la época de dos Alemanias separadas. Pero 40 años de separación habían dejado sus cicatrices, especialmente en el este. Ossis, a los cuales pertenezco yo, fueron habitantes de la República Democrática Alemana (RDA) y hoy en día forman el 15% de la población total alemana. Aún así, en 2020, Ossis no tienen ni siquiera un 2% de posiciones elitistas [1]. Su valor individual es menos de la mitad del de los Wessis y su tasa de desempleo es más alta. Las diferencias se pueden trazar al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania del oeste fue incluida en una alianza occidental democrática, política y económica, y la RDA fue dejada a un régimen comunista autocrático detrás de una cortina de hierro. Cuando “cayó el muro” (como decimos en Alemania como si de alguna forma desapareció pasivamente), muchas partes de Alemania del este parecían el resultado del final de una guerra.
Yo nací un par de años antes de la unificación. De niña, no me importaban las ideologías o nacionalidades. Fue en 1990, con meros 7 años, que me convertí en ciudadana de la unificada República Federal de Alemania (RFA), y seguía sin importarme. El mundo cambió profundamente a mi alrededor. La pequeña ciudad de Gräfenhainichen, donde había crecido, parecía abandonada a mediados de los 90. Tiendas e fábricas cerraron. Jóvenes se iban en masa cada año. El dinero se convirtió en un problema. El desempleo fue un constante acompañante en mi familia, mientras que en la RDA el desempleo no existía y el dinero nunca fue causa de preocupación [2]. Observé cómo la ciudad se moría lentamente mientras yo crecía. Pero para mí fue la forma en la que las cosas pasaban.
Sin saberlo, fui testigo de la Historia. Inconscientemente, absorbí todos los cambios. Nunca cuestioné los cambios porque este mundo en su caída era el único mundo que conocía. Fue más tarde cuando me di cuenta de lo que estaba pasando a mi alrededor: la incorporación política de un país dentro de otro. Un avance enorme para el capitalismo. Bajo la póliza Treuhand [3], negocios de bienes inmobiliarios se negociaban, fábricas cerraban, y la competencia fue eliminada, sumando a la liquidación radical de bienes de la RDA a coste del futuro de los Ossis [4]. La revolución gloriosa de 1989, la primera revolución exitosa en la historia alemana, de forma irónica transformó a los Ossis en desempleados fracasados, condenados a quedarse a un lado y observar a la élite occidental crear su historia. Esa fue mi lección en el funcionamiento del capitalismo.
Para mi estaba claro, que en este mundo, la vida no era más que una constante lucha por hacer dinero y estar a la altura. Fue casi como correr una maratón con una pierna y ninguna oportunidad de ponerse al día. Mis padres pasaron sus mejores años detrás de la cortina de hierro y tuvieron que funcionar en el nuevo sistema de forma inmediata, con curriculums que no valían ni un penique, un dialecto del que se burlaban y valores inútiles como confiar en que otros no te la jugaran. Como muchas mujeres en la RDA, mi madre pasó de empleo asegurado a no tener ninguno. Mi padre a veces trabajaba dos empleos, uno durante la semana y otro los fines de semana. Cuando por fin fue a trabajar en la construcción en Alemania del oeste, ya que no había empleo en el este, yo lloraba cada vez que se iba. Y lo peor fue saber que él lloraba también. Así fue crecer en Alemania del este en los 90.
Notas a pie de página
[1] Un estudio sacó a la luz que después de 25 años, posiciones elitistas en la justicia, economía, política y administración, servicio militar y medios de comunicación están desproporcionalmente ocupados por alemanes del oeste, incluso en la parte este de Alemania. Para más información, consultar: Bluhm, Michael/Jacobs, Olaf (2016): Wer beherrscht den Osten? Ostdeutsche Eliten ein Vierteljahrhundert nach der deutschen Wiedervereinigung, Leipzig: Universität Leipzig, Institut für Kommunikations- und Medienwissenschaft.
[2] El gobierno socialista proporcionó un alto nivel de seguridad social como por ejemplo vivienda asequible, sanidad cuidado de niños gratuitos, educación gratuita y empleo en Alemania del este.
[3] Treuhand fue una póliza diseñada inicialmente por la RDA para asegurar la riqueza nacional ya que se veía que la RDA sería incorporada en la RFA. Después de la unificación (3 de octubre de 1990), Treuhand fue liderada por alemanes del oeste, quienes presionaban por la privatización. Esto llevó a una desindustrialización generalizada de la antigua RDA en unos pocos años. Que no se centró en reconstruir, modernizar y sostener, sino en liquidar. Esto causó el desempleo en masa. Un 80 por ciento de alemanes del este perdieron su trabajo de forma temporal o permanente. Protestas masivas surgían alrededor de toda la Antigua RDA, con huelgas de hambre, manifestaciones y el asesinato del líder de la Treuhand Detlef Karsten Rohwedder en 1991. Para más información, consultar: Roesler, Jorg (1994). Privatisation in Eastern Germany —Experience with the Treuhand. Europe-Asia Studies 46(3): 505-517.
[4] En 1992, una empresa en Alemania del este desarrolló la primera nevera libre CFC del mundo. Por amenazas del oeste, la fábrica se vio obligada a cerrar por Treuhand. Finalmente, el producto fue producido en Alemania del oeste. El mecanismo común de eliminar a la competencia consistía en declarar como no-funcional a una empresa antiguamente perteneciente a la RDA, bajar su valor, venderla de forma barata y liquidarla.
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